Casi concluye el proceso electoral en Sonora, por lo que vale la pena darle paso al análisis y hacer los primeros balances preliminares. Aquí los míos.

1. El resultado de la elección es claro. El 47.5% de los sonorenses votaron por Claudia Pavlovich, 40.8% por Javier Gándara. El PRI obtuvo la mayoría de las alcaldías, 38 contra 24 del PAN; mayoría en el Congreso local, asimismo colocará más representantes en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. Estamos frente a un escenario de gobierno dividido, producto de una sociedad muy plural. Nadie ganó todo y nadie perdió todo. Habrá importantes contrapesos a la nueva administración, lo que exigirá inteligencia, sensibilidad y visión estratégica de la Gobernadora electa para que, lo que sigue hacia delante, no sea la parálisis y la confrontación, sino la construcción de acuerdos para generar las condiciones de gobernabilidad que le permitan a Sonora seguir avanzando.

2. Hermosillo y Cajeme fueron determinantes. De Cajeme se puede entender, por la marcada politización de la protesta hacia el gobierno de Padrés a raíz de la construcción del acueducto Independencia, pero lo de Hermosillo da paso a muchas lecturas y especulaciones, mismas que se resolverán en los próximos días. Todo indica que los ciudadanos fieles al PAN decidieron no salir a votar, un contexto propicio para que se impusiera el “voto duro” del PRI.

3. El PAN perdió. No fue capaz de leer las señales de alerta que venían desde la elección de 2012. Sus líderes reales en Sonora no comprendieron que, frente a ciudadanos cada vez más informados, los comicios se convierten, inevitablemente, en un referéndum a la acción de gobierno. Se confundieron con falsas expectativas basadas en encuestas propias.

La falta de autocrítica y la incapacidad de Acción Nacional para revisar y corregir temas tan importantes como la calidad de sus administraciones y el cuestionamiento sobre la ética pública de sus funcionarios (la corrupción se convirtió en factor central del debate en las campañas, un debate político y mediático que perdieron), fueron factores fundamentales en la derrota.

Este partido enfrenta una profunda crisis de identidad y de proyecto. Errores en la conducción de las campañas, en la selección de candidatos y la instrumentación de campañas basadas en el dinero y la operación clientelar, a la vieja usanza, hablan de un partido alejado de su origen, valores y proyecto histórico.

El PAN exhibió su mayor debilidad: la falta de vínculos reales con la ciudadanía, un partido “sin alma social”. Ahora habrá que pensar en el futuro, y para ello Acción Nacional tendrá que recuperar su identidad que lo vincula a la lucha por la democracia, la eficacia, la honestidad y la vocación por el bien común y el buen gobierno. El PAN necesita líderes honestos, modernos, jóvenes, renovadores, no más líderes fácticos, cupulares. En Sonora perdió un PAN controlado, anacrónico, incapaz de pulsar y asumir los anhelos de la nueva cultura ciudadana.

4. Sonora se convirtió en arena de lucha entre poderes políticos locales y liderazgos políticos que provienen del centro, de la cúpula del sistema. Padrés invirtió todo su capital político a favor de su candidato, pero perdió ante un Manlio Fabio Beltrones empeñado en ganar Sonora para demostrar sus habilidades como operador político y afianzar sus posibilidades de incorporarse al gabinete de Peña Nieto y pensar en el futuro.

5. Los ciudadanos hicieron su trabajo. El 53% de los sonorenses salieron a votar en paz en los pasados comicios, lo que constituyó una grata sorpresa pese al predomino de campañas negativas, del abuso de la propaganda política de la partidocracia y la inoperancia de las autoridades electorales locales. Estamos obligados a leer este mensaje: los sonorenses quieren mejores gobiernos, quieren seguir construyendo sus opciones de bienestar sobre la ruta de la democracia y sus instituciones. Quieren una democracia más eficaz, quieren una democracia de resultados.

6. Gana Claudia Pavlovich, pero genera una gran expectativa. Es la primera vez que una mujer gobierna Sonora, y las mujeres que son la mitad de la población del estado, seguramente sufragaron por ella y forman parte de su éxito electoral, abrigan la esperanza de que su administración trabaje a favor de sus derechos y oportunidades.

Y todos los sonorenses, todos, esperamos que su gobierno marque un precedente en materia de transparencia y combate a la corrupción, calidad de la gestión pública, competitividad económica, generación de empleos, seguridad pública y justicia social.

Ya es hora. Los sonorenses lo exigimos y lo merecemos.